“Comparto esto porque quiero que la gente sepa que soy humana. Me siento victimizada después de estas experiencias. Y, ¿cómo puedo superarlo, si no hablo de ello?”, admite Britney Spears en un audio de 22 minutos, en el que dice haber rechazado entrevistas millonarias para contarlo.
Su padre, Jamie Spears, asumió el control de su vida personal y de sus finanzas en 2008, tras un comportamiento errático de la cantante, ahora de 40 años.
“Ni siquiera hoy sé qué hice realmente, pero no me dejaba ver a nadie. Nada tenía sentido. (...) Tenía que hacer todo lo que me decían. Me decían que estaba gorda todos los días, que tenía que ir al gimnasio. No recuerdo haberme sentido nunca tan desmoralizada, ni que me hicieran sentir como si nada. Yo estaba de acuerdo porque tenía miedo”, recalca.
El audio fue publicado el domingo por la tarde en su cuenta de YouTube y recuerda cómo en todo ese tiempo no dejó de trabajar, aunque su estado en ese momento no le permitiera dar lo mejor de sí misma: “Mis actuaciones en Las Vegas eran horribles”, confiesa.
Con la voz por momentos rota, la icono del pop estadounidense admite su desconcierto sobre lo que sucedía a su alrededor. En un ensayo dijo que no a un paso de baile, señala, y al día siguiente le dijeron que debía ser ingresada en un centro de salud mental.
“Si no vas, iremos al tribunal, habrá un gran juicio y vas a perder”, apunta que le comentó su padre.
Spears comparte lo sucedido ya como una mujer libre y después de lanzar —el pasado viernes— un dueto con el británico Elton John, Hold Me Closer, su primer sencillo desde su álbum Glory (2016) y el primero desde que finalizó su tutela.
No quiso hablar de esto antes, sostiene la cantante, porque “es increíblemente ofensivo, triste y abusivo”.
Su relato subraya que le dolió sentirse utilizada por su familia y especialmente la falta de apoyo de su madre, que no dio la cara por ella ni la ayudó a buscar un abogado.
“Me pusieron en un estado mental para hacerme sentir que los necesitaba. (...) Yo sabía en lo más profundo de mi corazón que no había hecho nada malo”, dice Spears tras confesar que llegó a pensar que estaban intentando matarla.
“Era una máquina, una puta máquina, ni siquiera humana. Era una locura lo duro que trabajaba. Y la única vez que hablé y que dije ‘no’ en los ensayos a un maldito paso de baile se enfadaron”, añade la artista, madre de dos hijos y recién casada con el modelo y actor iraní-estadounidense Sam Asghari.
La reacción de su familia a esas confesiones no se hizo esperar. “Toda tu vida he tratado de apoyar tus sueños y deseos lo mejor que he podido (...) ¡Nunca te he dado la espalda! Tus rechazos las innumerables veces que volé (para verte) o te llamé me hacían sentir desesperanzada. Lo intenté todo”, apuntó su madre, Lynne Spears, en Instagram.