Desde el barrio Jukyty de Asunción, la historia del artista paraguayo Guida Gang se comenzó a tejer. Primero entre botines y pelotas, para luego dar un giro hacia los escenarios, iniciando con el teclado.
En el barrio, donde las calles se mezclan con recuerdos, todavía lo llaman Raulito. Pero en los escenarios de Paraguay, Argentina y Brasil lo conoce como Guida Gang, uno de los artistas más versátiles y reales de la escena urbana actual.
Su historia no es la de un “pegado de TikTok”. Es la de un chico con garra, con talento, y con una misión clara: cumplir su sueño a fuerza de trabajo.
Un viaje en el tiempo
Raúl Guida nació entre dos banderas: su padre es argentino, de Rosario, y su madre paraguaya, de la ciudad de Pilar. Con sangre albiceleste y albirroja, se crió entre pelotas y casetes de cumbia. Fue fanático desde siempre de Los Pibes Chorros, Meketrefes, y la movida villera. Pero su primer amor fue el fútbol.
Jugó en clubes grandes como Cerro Porteño y Sol de América, donde fue goleador y recuerda con añoranza que salió en varios recortes de periódicos, pero dos lesiones graves —una doble fractura y una rotura de cadera— lo alejaron para siempre de las canchas.
“No fue el dolor lo que me sacó del fútbol, fue la injusticia. En Paraguay no siempre llegan los mejores, sino los más acomodados”, reconoce a TVO.
En aquella época dorada, el una nota con Última Hora lo titulaban como “una promesa del fútbol” con tan solo 11 años y más de 560 goles en tres clubes diferentes.
En medio de la tristeza de aquella época de “bajones emocionales”, su padre le regaló un teclado, ese regalo lo cambió todo. Aprendió solo, de oído, y comenzó a componer sus propias canciones. “Nunca fui de hacer covers. Siempre quise contar lo mío”, recuerda.
Formó su primera banda: Los Jamaiquinos, con amigos del barrio. Tocaron una sola vez, y no fue nadie. “Fue un bajón tremendo, pero ahí entendí que esto no era fácil. Que había que sonar, que había que laburar”, dice.
La cima del éxito y un nuevo comienzo
Luego vinieron bandas como La Euro Liga, La Cumbia Gorda, y finalmente Q´mbia Base, donde comenzó como animador y terminó siendo la voz principal, grabando éxitos como Un beso frío, tema que hizo junto a su banda favorita de la infancia, El Traidor y Los Pibes.
“Fue un sueño hecho realidad. Mi mamá lloró cuando me vio por primera vez en la tele. Todo valió la pena”, cuenta.
Con Q´mbia Base recorrió todo Paraguay, también giró por Argentina y Brasil, estuvo en los principales canales de televisión y llegó a ser uno de los artistas más queridos del género. Pero como todo ciclo, ese también tuvo su final. Y cuando muchos hubieran preferido quedarse en la cima, Guida decidió empezar de nuevo.
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Así nació su proyecto solista: Guida Gang, un artista independiente que hoy fusiona cumbia con RKT, trap, reggaetón y rap, sin perder nunca su esencia.
“La cumbia me salvó. Me dio alegría en mis peores momentos. Y por más que hoy cante de todo, yo soy y siempre seré cumbiero”, afirma con orgullo.
Este 2025 volvió a cumplir otro sueño: grabar con Ariel El Traidor Salinas, leyenda de Los Pibes Chorros. La canción se llama Re Colgado y fue compuesta por Guida en una noche de tristeza profunda.
“Estaba muy mal emocionalmente, me senté al piano y salió todo. Me imaginé la voz del Traidor en el estribillo, le mandé la maqueta y después de varios días sin respuesta, pensé que no se iba a dar. Hasta que me escribió diciendo que ya la estaba grabando. Casi me desmayo”, confiesa.
El videoclip oficial ya está disponible en YouTube y en pocos días superó las 35 mil reproducciones. “A veces no caigo. De chico los veía en la tele y ahora grabo con ellos. Eso es la música. Eso es la cumbia”, dice con emoción.
Guida Gang eligió ese nombre en honor a su abuelo, Don Raúl Guida, quien siempre le decía que un día el apellido quedaría en alto. “Él pensaba que iba a ser por el fútbol. Yo lo hice por la música, pero el sueño se cumplió igual”, afirma.
Un mensaje claro
Hoy, con más de 15 años de lucha en la música, Guida sigue viviendo en el mismo barrio, camina las mismas calles y no olvida de dónde viene.
“Todo lo que hago es para mis viejos, Luis y Verónica, que siempre me apoyaron. Y para los pibes del barrio, para que vean que sí se puede”, refiere.
Al final de la nota, se tomo un tiempo para dar un mensaje a los jóvenes que quieren incursionar en la música, un consejo que le hubiera gustado recibir en su momento.
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“No quieran pegarla en un año. Hay que quemar etapas, subir de a poco. Si te salteás los escalones, cuando caigas va a doler más. Yo tengo tatuado en la frente: Never give up. Porque cada día hay que recordarse que no hay que rendirse jamás”, sentenció.