Refrescándose con una botella de agua, bajo una sombrilla que la cubre del sol, doña Petrona Ramírez acomoda su canasta al costado de la Basílica de Caacupé y ofrece a los peregrinos la tradicional chipa con butifarra y cocido.
Desde hace 10 años trabaja en el sitio los fines de semana y pone a disposición de sus clientes un producto especial: el sándwich de butifarra. Como ña Petrona sabe que lo que más se pide es la chipa y la buti, optó por esta innovación, que tuvo mucha aceptación entre el público. Para ello, corta la chipa a la mitad y adentro le coloca la butifarra; esto lo vende a G. 4.000.
Gracias a su negocio, la doña costea los estudios de sus dos hijos, de 18 y 14 años. Contó que heredó el oficio de su mamá, quien ya lleva 40 años vendiendo chipas en la capital espiritual.
“Mi mamá vendía chipas desde que yo era chica. Yo venía a ayudarle y empecé a trabajar con ella. Gracias a eso nos mantuvo, somos seis hermanos. Este es ahora mi propio negocio, mediante esto les hago estudiar a mis hijos”, afirmó a TVO.
La mujer cuenta con un registro de la municipalidad y está ubicada en el espacio habilitado para la venta. Sus chipas cuestan G. 2.000 y G. 5.000; la butifarra está a G. 2.000 y, para los que no gustan de esta combinación, ofrece el tradicional cocido caliente.