El estrés laboral nace en distintas situaciones que tengan que ver con nuestro trabajo, puede ser debido a un exceso de tareas asignadas, descontrol u otra serie de situaciones a las que puede agregarse la presión social que existe en torno a la importancia del trabajo.
Teniendo en cuenta la gravedad de la situación a la que estemos sometidos, esto puede generar cambios de humor, problemas de concentración y aislamiento social, también pueden producirse enfermedades como hipertensión o depresión.
Estas son doce formas efectivas para ganarle al estrés.
Identificar qué es lo que nos estresa para poder combatirlo: Una forma ideal para empezar a hacerlo es apuntar las cosas o situaciones vividas diariamente que nos generan estrés y las reacciones que nos causan. Encontrar patrones entre lo que nos estresa y lo que no, puede ayudarnos a saber cómo combatirlo o reaccionar ante ellos.
Reaccionar de forma positiva: Podemos combatir el estrés con opciones saludables como el ejercicio. Otra forma es consiguiendo tiempo para realizar las actividades que nos gustan, como leer un libro, ver películas o jugar videojuegos un rato.
Poner límites: Debemos establecer límites entre la vida personal y laboral. La tecnología de ahora nos da la posibilidad de estar disponibles a toda hora y eso puede crearnos angustia y estrés. Los límites como no consultar el correo del trabajo desde casa o poner el teléfono en silencio a partir de determinada hora nos ayudará a combatir el estrés motivado por el trabajo.
Descansar: Trabajar sin descansar solo nos pondrá obstáculos a la hora del desempeño en lo laboral. Debemos tomarnos cierto tiempo para recuperar energías y desconectarse cuando nos encontremos fuera de la oficina, esto es imprescindible para que nuestro estrés no se vuelva crónico.
Hablar con el jefe: Dar aviso a nuestros superiores para que se pueda empezar a construir un ambiente positivo de trabajo promoverá el bienestar de todos los colaboradores. Hablar con el jefe nos puede ayudar a controlar situaciones de estrés que obstaculizan el desempeño, así podremos saber qué es lo que se espera de nosotros exactamente, establecer tareas que supongan un reto o hacer cambios físicos en la zona de trabajo para reducir las tensiones y hacerlo más confortable.
Conseguir apoyo externo: Contar con el apoyo de la familia o incluso de amigos puede ayudarnos a manejar el estrés diario provocado por el trabajo.
Organizarse: Nuestras mentes y acciones, al igual que nuestro espacio de trabajo deben estar ordenados. Establecer una serie de propósitos diarios ayudará a que nuestras ideas se estructuren y funcionen a mejor ritmo, haciendo que nos resulte más sencillo trabajar.
Delegar: Saber delegar ayuda a no sobrecargarnos de trabajo, y si se hace bien, se puede reforzar técnicas de trabajo en equipo, organización y reparto de tareas e incluso madurez profesional.
Tomarse cinco minutos: El estrés laboral puede hacernos sentir que perdemos el control de la situación y provocar que nuestra mente se bloquee y no podamos reaccionar como deberíamos. Antes de llegar a ese límite, es preferible parar cinco minutos e intentar volver a ponernos al timón.
Aprender a relajarse: La meditación y el control de la respiración son algunas de las formas más conocidas de mantener el estrés a raya.
Recuperar la ilusión por el trabajo: Debemos ser capaces de recuperar esas primeras sensaciones, de como cuando se empieza un nuevo trabajo. Eso hará que ir a trabajar no se vuelva un suplicio. Lo importante es encontrar esa chispa que aún brilla.
Trabajar para vivir, no vivir para trabajar: A veces los modelos de sociedad difunden la idea de que trabajar más lleva a un futuro mejor, lo cierto es que somos seres humanos y tenemos limitaciones. Para que el trabajo se realice en un marco sano, debe considerarse como una herramienta para ganarse la vida, no volverse el centro de ella.