25 abr. 2024

Madre e hija, dos guerreras que le ganaron al cáncer de mama

El amor entre madre e hija es algo indescriptible, y fue ese lazo único el que a estas mujeres les dio fuerzas en el momento en que supieron que tenían cáncer de mama. Primero, hace más de 20 años, fue doña Antonia quien luchó contra esta enfermedad; y hace solo un año, fue Raquel quien pasó por lo mismo. Ambas demostraron que juntas son invencibles y piden a todas las mujeres que se realicen sus chequeos periódicamente.

Octubre rosa

Guerreras de la vida. Raquel y Antonia nunca perdieron la sonrisa, a pesar de los difíciles momentos que pasaron.

Foto: Fernando Franceschelli

Fotos: Fernando Franceschelli

Norberta Antonia viuda de Fernández (87) tiene una sola hija, Raquel Fernández (47). Ambas son inseparables y unas grandes guerreras que vencieron al cáncer de mama. Madre e hija coinciden en que una es el pilar de la otra, y no se cansan de pedir a todas las mujeres que se realicen sus controles periódicos para prevenir la enfermedad que ellas sufrieron.

<p>Hace 22 años a doña Antonia le diagnosticaron cáncer de mama. Hoy, con 87 años tiene una fortaleza única y pide a las mujeres que se hagan los controles periódicos. </p>

Hace 22 años a doña Antonia le diagnosticaron cáncer de mama. Hoy, con 87 años tiene una fortaleza única y pide a las mujeres que se hagan los controles periódicos.

Foto: Fernando Franceschelli

“Mi hija es mi razón de vivir. Somos muy unidas. Ambas nos protegemos”, comenzó contando a TVO doña Antonia, quien a los 65 años se vio sorprendida por el cáncer de mama.

“Inesperadamente, ambas pasamos por el cáncer de mamá. Ninguna de las dos estábamos preparadas para tal golpe. Yo tenía 65 años, serán 22 años ahora en diciembre que me operé”, recordó la mamá de Raquel.

“Y venciste la enfermedad”, le dijimos, y contestó: “Sí, porque me diagnosticaron a tiempo. Mi hija estaba aún en la facultad cuando yo pasé por eso”.

Fueron momentos difíciles los que pasó doña Antonia, pero los superó con esa fortaleza que aún mantiene a pesar del paso de los años. “Yo me sentía fuerte y sin resentimientos, lo tomé con cariño”, sostuvo al referirse a la enfermedad que la afectó.

Y al consultarle cómo se sintió 20 años después de su lucha contra el cáncer de mama cuando se enteró que su hija estaba pasando por lo mismo, respondió rápidamente: “Me afectó bastante. No sé cómo expresarme, el golpe que recibí fue muy grande. Pero me callé, no me plagueé , sentía algo muy fuerte por dentro, pero le demostré fortaleza. Ella supo luchar, luchó más que yo, se quiere mucho a así misma”.

<p>Madre e hija coinciden en que una es el pilar de la otra. </p>

Madre e hija coinciden en que una es el pilar de la otra.

Foto: Fernando Franceschelli

Doña Antonia también contó que, en aquel momento, fue su hija quien estuvo siempre a su lado durante sus estudios médicos y tratamientos. “Mi hija fue mi pilar, mi sostén. Por eso ahora agradezco a su amiga (Yudith Rolón), quien la acompaña en todo sentido en el tratamiento, estuvo con ella en la operación, en el hospital, porque yo ya no puedo. Yo la acompañaba desde la casa, orando, rezando, pidiendo por su recuperación”.

Y los ruegos de esa madre, más los tratamientos médicos, hoy la tienen muy bien a Raquel. ¿Cómo te sentís al verla tan bien a tu hija?, fue la última pregunta que formulamos a doña Antonia, y ella nos dijo con una gran sonrisa: “¡No quiero creer que ella esté así ahora! Pero ella se ayuda a sí misma, es una guerrera, luchó por su vida, porque si ella no tenía esa fuerza, esa voluntad, no iba a estar así. Ella tomó bien todo lo que le pasó y, gracias a Dios, la tengo acá radiante”.

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“No dejen para después lo que deben hacerse hoy”, recomienda Raquel sobre los controles que todas las mujeres deben realizarse.

Foto: Fernando Franceschelli

Raquel: “Un seno es un seno, tu vida es lo principal”

Luego de conversar con mamá Antonia, nos tocó el turno de charlar con la luz de sus ojos, su compañera inseparable, Raquel, quien hace poco más de un año también se enteró de que tenía cáncer de mama.

“Mi mamá es mi pilar en esta lucha, nos sostenemos mutuamente”, estas fueron las primeras palabras que nos dijo Raquel.

“Esta fue una sorpresa para mí (el cáncer de mama), aunque genéticamente ya estaba predispuesta a esto. Un día cualquiera me toqué el seno derecho y sentí un bulto. Me fui al médico, me hice todos los estudios, y un doctor X me dijo: ‘No va a ser nada malo’, y así dejé pasar un año más. Viajé, fui de vacaciones, trabajé, y famoso dejé para después... El trabajo primero, uno no quiere irse al médico y a los controles, que son muy importantes. Eso quiero recalcar a todas las mujeres, que se hagan sus controles, que no dejen para después lo que deben hacerse hoy, porque eso yo hice y di tiempo a que creciera”, expresó Fernández.

Luego, continuó contando: “Me hicieron la biopsia, me sacaron el nódulo, me dieron el diagnóstico, y a partir de ahí se vino todo el tratamiento, que duró un año prácticamente, fue muy intenso. En marzo me sacaron el nódulo, ya tenía 3.8 de tamaño, ya era bastante grande, se hicieron los estudios lo más urgente posible”.

“Ahí fui con mi doctora, y me explicó que tenía que hacerme la mastectomía y cómo iba a ser el procedimiento. Ahí le dije: ‘Yo soy consciente, porque ya pasé por esto con mi madre’. ‘Hubieses empezado por ahí’, me respondió. ‘Generalmente, esto se hereda, y más si es un familiar cercano’, me dijo la profesional’. ‘Lo que sea para vivir’, le respondí a la doctora. Un seno es un seno, tu vida es lo principal”, expresó emocionada, al tiempo de recordar: “La operación fue en junio. Ahí estuvo toda mi familia conteniéndome. Lo más importante es que la familia esté unida, y más que nunca todos estuvieron en conjunto en el hospital, armaron desastre, hasta se les echó de ahí (risas). Era la familia más unida, porque yo soy hija única y estaban todos para protegerme, así como mis compañeras de trabajo, como mi amiga Judith, que se portó 10 puntos. Mis familiares, mis primas, mis tías, todos se turnaban para cuidarme porque mi mamá, por ser ya mayor, no podía”.

Doña Antonia y Raquel Fernández, dos grandes luchadoras.

Doña Antonia y Raquel Fernández, dos grandes luchadoras.

Foto: Fernando Franceschelli

Raquel, ¿qué vino después de la cirugía?

- Se hizo el diagnóstico completo nuevamente, el análisis del seno y los 21 ganglios linfáticos que me sacaron. Y ahí salió que no estaba contaminado, como le dicen los médicos, pero que sí necesitaba un tratamiento de quimioterapia, cuatro sesiones, por prevención. “¿Se me va a caer el pelo?”, le pregunté a la doctora. “Sí, pero te volverá a crecer”, me dijo. Y ahora, ya me ven con mi nuevo pelo. Me quedé completamente pelada, como un bebé, porque así te deja la quimioterapia, pero tenía fuerza, porque quería vivir.

¿Cómo tomaste la enfermedad?

- Me dije: “salgo de esta y voy a tomar como una misión dar mensajes a las mujeres, hacer cosas que a mí me den ganas de vivir, de aportar a la sociedad, como sea”. Porque vos pensás que no te va a tocar, decís: “No voy a ser yo”, “Por qué yo”, pero sí, el ritmo de vida, el trabajo, la alimentación, todo influye. Cambié totalmente mi forma de comer, me cuido más, investigué mucho, inclusive cómo iba a ser mi operación, y después el post.

<p>Así de unidas se mantienen madre e hija. Ambas le ganaron la batalla al cáncer de mama. </p>

Así de unidas se mantienen madre e hija. Ambas le ganaron la batalla al cáncer de mama.

Foto: Fernando Franceschelli

A Raquel le hicieron una reconstrucción inmediata del seno derecho. “Eso implica que, después de la operación, los médicos te hacen un procedimiento de implante para que tu seno vuelva a ser normal, vamos a decir”, contó, no sin antes destacar: “Después de la quimio volvieron a hacerme un chequeo completo para ver cómo quedé, y a partir de ahí un control cada seis meses”.

Actualmente, Raquel luce radiante y feliz. “¡Me siento espectacular!, mi oncólogo y mi mastóloga me dicen: ‘Sos un ejemplo. Nos sorprende tu actitud, porque la gente viene acá deprimida y tu actitud es tan positiva que da gusto’”.

Hace un tiempo, la morena retomó su rutina. “Volví a mi vida normal, al trabajo, al gimnasio. Tuve un gran reposo y el apoyo total de mi trabajo, de mis jefes, porque casi un año estuve en receso, porque realmente la quimio es pesadísima. Ahora le admiro más a los médicos. Lo que ves cuando vos salís de tu zona de confort es a toda esa gente que está sufriendo de cáncer, porque el cáncer es así, un sufrimiento para todo tu entorno”.

Raquel Fernández hizo muchas nuevas amigas durante sus días en los pasillos del hospital. “Hice amigas con mi mismo diagnóstico, y me dicen: ‘Vos me das ánimo al verte cómo estás, cómo te vas a tus actividades, a tus eventos, al gimnasio’. Todo está en la actitud y la fe que le ponés, porque cuando más triste te ponés es peor”.

Y así, siempre juntas y de la mano, las guerreras Antonia y Raquel posaron para la cámara de TVO y nos dejaron mensajes llenos de amor y fortaleza.

¡Mujeres, a hacerse los controles anuales! ¡No hay excusas! Para ello, la ley laboral brinda dos días de licencia remunerada.