A juzgar por sus propios mensajes, Catalina parece haber cambiado, como muchas veces ocurre ante una dolencia grave o al menos la manera en que se comunica con los ciudadanos, desde lo más profundo de su corazón.
“Por encima de todo, nos anima a mirar al amor, no al miedo”, dijo al definir el sentido navideño en un carta a los asistentes de su concierto de villancicos ‘Juntos por Navidad’ el pasado 6 de diciembre.
“El amor es la luz que brilla incluso en nuestros momentos más oscuros”, afirmó, al destacar “la importancia de la empatía” y de mostrar “cuánto nos necesitamos los unos a los otros, pese a nuestras diferencias”.
También fue desde la emoción que el 9 de septiembre reveló en un íntimo vídeo familiar que había concluido su tratamiento de quimioterapia, que empezó tras someterse el 16 de enero a una cirugía abdominal en la que se le detectaron células cancerígenas.
“Los últimos nueve meses han sido increíblemente duros para nuestra familia”, declaró en la grabación con su esposo y heredero al trono, el príncipe Guillermo, de 42 años, y sus tres hijos, Jorge, de 11; Carlota, de 9, y Luis, de 6.
“El camino del cáncer es complejo, aterrador e impredecible para todos, especialmente para nuestros allegados. Con humildad, también te enfrenta a tus propias vulnerabilidades como nunca te habías planteado, y a una nueva perspectiva sobre las cosas”, manifestó la princesa, de 42 años.
Noticia demoledora
La odisea personal de Catalina se dio a conocer cuando el 17 de enero de 2024, días después de su cumpleaños el 9 de ese mes, el Palacio de Kensington comunicó que había sido operada de un mal no especificado, por lo que estuvo ingresada 13 días en un hospital londinense.
En el mismo momento se anunció que el rey Carlos III sería intervenido por una próstata agrandada, lo que derivó después también en un diagnóstico oncológico.
Aunque el Palacio ya alertó de que la duquesa de Cambridge convalecería hasta próximo aviso, la falta de detalles y su ausencia de la vida pública dispararon los rumores sobre su estado salud.
Esto se agravó cuando el 10 de marzo, que fue el Día de la Madre en el Reino Unido, ella publicó en X una foto con sus hijos que las principales agencias de noticias rechazaron al detectar defectos, y que ella admitió después haber retocado.
El 23 de marzo, se disipó la incógnita sobre qué le sucedía a la princesa: en un vídeo sin precedentes en esta monarquía, Catalina, sentada en un banco mirando a cámara, contó que a finales de febrero había empezado un tratamiento de cáncer.
“Estoy bien y cada día más fuerte”, afirmó entonces, tras confesar que el diagnóstico había supuesto “un enorme impacto”.
“A todos los que se enfrentan a esta enfermedad, en cualquier forma, les pido que no pierdan la fe ni la esperanza. No están solos”, se solidarizó.
Esperanza en el futuro
Después de varias apariciones puntuales a lo largo del año, como el 15 de junio desde el balcón en el ‘Trooping the Colour’ (celebración del aniversario del monarca), una vez anunciado el fin de su tratamiento en septiembre Catalina fue retomando sus compromisos oficiales.
El 9 y 10 de noviembre participó en los actos del Domingo del Recuerdo, en memoria de los muertos en combate, y su última comparecencia fue el 6 de diciembre en ese cuarto certamen anual de villancicos en la londinense Abadía de Westminster, al que asistieron invitados elegidos por su labor social.
Ataviada con un abrigo rojo con un lazo negro, la princesa habló con los presentes, entre ellos la cantante Paloma Faith.
“No sabía que este año iba a ser el año que he tenido”, le dijo. "¿Por ‘lo imprevisto’?”, inquirió la artista. “Lo imprevisto, exactamente”, respondió Catalina.
Tras lo vivido estos doce meses, la familia real británica mirará a 2025 con una esperanza: que traiga salud. EFE