Graves acusaciones afectan a World Vision UK, la rama británica de la ONG infantil con la que Meghan Markle colaboró como embajadora global entre 2016 y 2018. Antiguos empleados han denunciado comportamientos discriminatorios dentro de la organización, incluyendo burlas hacia trabajadores no blancos, imitaciones de acentos, entre otras irregularidades.
Durante su etapa como embajadora, Meghan realizó viajes a Ruanda e India para conocer de primera mano los proyectos educativos y humanitarios de la oenegé. Su imagen abrazando a una niña en una escuela ruandesa se convirtió en un símbolo.
En 2017, viajó a Delhi y Mumbai para reunirse con activistas y personal educativo, con el objetivo de impulsar el acceso de las niñas a la educación y a instalaciones sanitarias dignas. Allí abordó junto a las comunidades locales los desafíos estructurales que impiden que muchas jóvenes puedan asistir a clases con regularidad.
Entre las acusaciones se señala que el equipo de recursos humanos de la entidad confundía sistemáticamente a dos trabajadoras negras, se burlaba de sus nombres y reproducía acentos de empleados no blancos. La ONG ha negado los hechos y asegura que las denuncias provienen de “un pequeño grupo de exempleados” que dejaron la entidad tras una reestructuración que implicó despidos.
Aunque la duquesa de Sussex no mantiene relación formal con World Vision desde 2018, su nombre sigue vinculado a la entidad por el papel que desempeñó como embajadora. En su momento, la organización la describió como “una firme defensora de la igualdad de género” y por empeño en crear conciencia “sobre la falta de acceso de las niñas a la educación”.