Fotos: Fernando Franceschelli / Producción: Mathías Arce / Prendas: Hais Py / Calzados: Bazzar de San Martín / Peinado: Laboratorio de Rubias / Maquillaje: Falu Santander by Blow.
Clara Franco, este 2019 fue un año de grandes cambios para vos.
- Sí, estoy experimentando el cambio, el proceso, y ahora entendiendo la reflexión de muchísimas cosas. Lo mío fue, por supuesto, con acompañamiento sicológico, siquiátrico, y no tengo ningún problema en hablar de eso porque me parece que es superimportante que la gente sepa que no es: “Ay, está reloca y se va al siquiatra”, “Está loquita y se va al sicólogo”. No, creo que es gente que se preparó y estudió muchísimo para ayudar a otros. Eso me ayudó a salir adelante también.
¿Acudiste a estos profesionales ya antes de la cirugía?
- Sí, yo desde hace rato estoy con ayuda en todos los sentidos, espiritual también, buscando un equilibrio. Porque nosotros con el trabajo que tenemos, de repente estamos sujetos a un montón de críticas, de opiniones, de cosas que tenemos que saber manejar.
¿Cómo se dio tu decisión de operarte?
- Y yo tomé la decisión de hacerme el bypass gástrico, el achicamiento de estómago, por la diabetes que ya empezó a aflorar, más que nada. Y por supuesto, me vino de maravillas para el tema de la obesidad. Estoy en mi peso normal hoy en día, en el peso que tengo que tener, con algunos que otros colgajos, haciendo tratamientos alternativos, y también si es necesario me voy a hacer las cirugías que necesite, porque para eso me mato trabajando. Estoy contenta de poder lograr cosas para mí.
Hace rato que estabas tratando de llegar a tu peso ideal.
- Mucho tiempo, bajé 30 kilos, después volví a subir, después volví a bajar y a subir, y ahora estoy bajando, bajando, bajando.
¿Cuánto bajaste desde tu cirugía, que fue en enero de 2019?
- Al momento de operarme tenía 94 y ahora estoy por los 63, 64 kilos.
¿Cómo cambió tu alimentación a partir de tu operación?
- Increíblemente, una cosa viene con la otra, porque mi cerebro no entendía hasta hace poco un montón de cosas. Mi estómago es el de un bebé, es un nuevo renacer prácticamente. Cada paciente es diferente, pero es un cambio que sí o sí te lleva a otra cosa. Por ejemplo, si vos sos muy carnívora, como que la carne se va apartando un poco más de tu dieta, porque no se puede luego comer mucho. Entonces, uno empieza a comer como bebé otra vez.
Antes era capaz de comer tres o cuatro marineras, cinco, seis, si era posible (risas); ¡cómo no, dame siete!; una olla de guiso. Yo era densísima con la comida, sin compasión, y con la comida liviana o dietética, ¡no puedo uno, me queda chica! Por eso me venía bien el método Ravenna, me ayudó, porque por lo menos me llenaba con el caldote, tomaba muchísima agua, me llenaba con la ensalada necesaria y después el platito, pero a veces trampeaba, comía un poco más y eso… Ahora, ni aunque quiera. En este momento recién está entendiendo mi cerebro que ya no puede comer más.
¿Vos misma preparás tus platos o te preparan especialmente?
- Estoy comiendo de unas viandas especiales, porque me vienen bien y me gustan. Comida medio vegana, pero mi nutricionista quiere que coma carne sí o sí, pollo, pescado. Así que, cuando hay asado no tengo ningún problema y me como algún que otro asadito, o una pequeña porción de pizza o hamburguesa. Como, claro que como, porque la gente me dice: “Vos no comés eso”. Como porque me saco el gusto, quiero, como de todo.
¿Y cómo vas con los ejercicios?
- Eso lo que te voy a deber (risas). Debería de... Por eso estoy un poco más fleflé. Hubiese estado ya más formadita si tenía el tiempo necesario de hacer todos los ejercicios, como lo hacen algunas que quedaron atléticas. Pero no descarto la posibilidad, nada más por el hecho de que le doy más prioridad al sueño, entre comillas, porque me tocó un año trabajando de noche, entonces me cuesta mucho dormir temprano y me levanto temprano igual, pero mi energía no es todavía tan buena que digamos como para decir: ¡qué guapita!
¿Qué planes se vienen para este 2020?
- Hay mucho trabajo y cosas que quedaron pendientes de este año por una cuestión, digamos, de logística. Tengo una película en puerta, lo voy a decir para ir estirando a que salga en este 2020.
¿Una película nacional?
- Digamos que un remake. Es una película de afuera, pero la versión paraguaya la voy a hacer yo. Ya digo luego bien, así que, nambre luego (risas).
¿Y el año que llega volverás a dedicarte a la música? Hace rato nos estás debiendo eso...
- También, a la par, porque ahora en diciembre termino un montón de actividades y voy a organizarme para poder hacer eso que quedó pendiente hace cuatro años. Además, como Clara puedo hacer cosas, ese es el desafío, ser yo misma, sin muchas máscaras, sin muchas pelucas, siempre me encanta hacer mis personajes, pero otras cosas también puedo hacer.
Hablando de tus personajes, ¿hay alguno al que querés más o con el que te identificás más?
- Todos mis personajes son mis hijos, pero me encantan los desafíos de hacer nuevas imitaciones. Este año estuve haciendo algunas que otras imitaciones nuevas en Karu porã, ahí hago mi descargo oficial (risas). También lo hice mucho en TeleMbopi y en Polémica en el bar.
Entre tus personajes tradicionales, ¿cuál te gusta más?
- Y siempre Hugo Eusebio es el personaje perjuicio, porque puedo dejar de ser yo y hacer todo lo contrario: lo que no quisiera ser, lo que no quiero, lo que no soporto. Entonces, es como que reconcilio otra vez… Le quiero mucho a Hugo Eusebio.
¿Cómo manejás el tema de que tus niños estén lejos de vos entre semana?
- Y estoy en contacto permanente con ellos a través de la tecnología. Además, voy y vengo cuando puedo, entre semana también. Cuando está menos complicado todo, me voy. Ceci (la mayor) está conmigo porque ya va a la facultad, pero los más pequeños (Eligio y Maika) son “abuela memby” (hijos de abuela) por ahora, pero bien, les ayuda muchísimo a tener una contención única y buenísima, porque yo no me quedo.
También tenés a tus hijos perrunos…
- Sí, mi corazón partido también con mis hijos perrunos. Cuatro en San José: Brunervio, Newis, Benji y Oveja Ralp; y tres ya son acá en Asunción: Frodo Pug, Eufenio Chiguagua y la niña del hogar, Ginny, una bulldog francesa.
¿Te quedás con tres hijos?
- Sí, yo ya estoy para abuela… de perros, de mis criaturas no… Ceci luego es tranquilita, me salió bien, se me cambió en el hospital, he’i la malvada (risas).
Cerrás un excelente 2019, ¿verdad?
- Puedo decir que sí. Muy agitado, muy movido, pero con muchas lindas sorpresas, muchísimos cambios que en este 2020 empiezo a digerir mejor y en paz conmigo.
¿Un mensaje a los lectores de TVO que te siguen desde siempre?
- Mi agradecimiento a todos y especialmente quiero decirle a la gente que me sigue, que no tengo la oportunidad de hablar, de mandarle un mensaje o comentarle, y me doy cuenta de que se identifican mucho conmigo, y eso me alegra mucho porque me hablan como si yo fuera una hermana, una hija, una madre… Eso me sorprende, me llena de cariño y de orgullo también.
Lo que quiero es que la gente que se sienta triste en algún momento de su vida por creer que no va a lograr algo, o por pensar que no va a poder, ¡no es así!, uno se tiene que proponer y a Dios rogando y con el mazo dando. Entonces, si vos procurás, si vos te ponés las pilas, creo que lograrás hacer cosas y eso es lo que yo quiero de alguna manera transmitir y decir a la gente, que siempre uno puede lograr su objetivo. Primeramente es muy importante quererse a uno mismo, amarse, saber quién es uno, valorarse y reflexionar sobre la vida. El amor es muy importante, hacia uno mismo, para poder transmitir al prójimo y a los seres queridos. Hay muchos obstáculos, pero si se quiere, se puede y se llega a un montón de cosas, a la paz, a la armonía, a la tranquilidad y la reconciliación.