“Desde febrero de 1937 estas traducciones reposaban en una estantería de la biblioteca de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), hasta que fueron descubiertas en 2011", dijo minutos antes de la presentación el filólogo indio Surindar Nath, nieto de uno de los traductores de la obra, Nityanand Shastri.
Nath se refiere a los frutos del trabajo de su abuelo, quien a petición de un coleccionista de libros estadounidense y con la ayuda del también erudito de Cachemira, Jagaddhar Zadoo, tradujo a esta lengua milenaria ocho capítulos de la versión inglesa de Charles Jarvis del Quijote, publicada en el siglo XVII.
El sánscrito es una lengua indoeuropea cuyos orígenes se remontan aproximadamente al 1.500 a.C. y es reconocida por la Constitución de la India como uno de los 22 idiomas oficiales en el país asiático.
Tras la muerte del coleccionista, este legó su amplio tesoro literario a la Universidad de Harvard, donde los manuscritos quedaron en el olvido hasta 2011, cuando otro filólogo, Dragomir Dimitrov, los halló siguiendo las instrucciones de Nath y les dio forma para publicarlos en 2019.
Dimitrov “me habló de este libro y me dijo que lo habían publicado unos meses antes de la pandemia, pero estaban un poco frustrados porque la publicación cayó en el olvido y nadie le hacia caso”, explicó a Efe el director del Cervantes de Nueva Delhi, Óscar Pujol, también presente en la presentación de la obra.
Desde entonces, el Instituto Cervantes trabajó con Dimitrov para publicar esta obra, que presenta en páginas enfrentadas la traducción al sánscrito y las partes en inglés e incluye una descripción de cómo fue la recepción del clásico de Cervantes en la India.
Además, el volumen incorpora un estudio sobre la historia de su traducción y un audiolibro.
El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, celebró durante el acto el lanzamiento de esta edición porque supone un “reconocimiento a la tradición cultural de una de las lenguas más antiguas e importantes del mundo”, señalando que contribuirá a ser “conscientes de nuestra tradición cultural y de nuestro pasado”.
Por su parte, el embajador de España en la India, José María Ridao, destacó “la vuelta a casa” de la obra, ya que explicó que Cervantes se inspiró para muchas de sus creaciones en relatos de Oriente “donde la India juega un papel importante”.
Un retorno del Quijote a sus raíces que no habría sido posible sin el trabajo de Nath, quien manifestó su gratitud hacía Dragovic “por haber sacado a la luz este manuscrito olvidado, descuidado y abandonado ante el mundo”, y cuya existencia hasta ahora se limitaba a los miembros de su familia.